Al llegar el siglo XX la literatura deja de ser representación de la realidad para pasar a crear su propia realidad, se volvió abstracta. El modernismo, el dadaísmo, el ultraísmo, vanguardismo, surrealismo, existencialismo, y otros ismos. 

Podemos afirmar que en la sociedad occidental las etapas de esplendor y decadencia en la literatura son un reflejo del estado en el que está inmersa la sociedad en cada momento de la historia: periodos de prosperidad, de crisis económica, de optimismo, de pesimismo, de paz, de guerra, de mediocridad, de inconformismo.

Me propongo analizar los cambios en los estilos y temas en algunos momentos de la historia en el mundo de la literatura de los últimos ciento veinte años. El objetivo no es hacer un análisis exhaustivo, sólo pequeñas reseñas de la historia de la literatura y su relación con la etapa histórica en la que fueron creadas las obras, es un modesto intento de invitar a los/as lectores/ras a hacer su propio análisis sobre la relación de la obra que está leyendo y la situación social de la época en la que se escribió esa obra para sacar el máximo provecho de cada lectura. Casi todos los autores han escrito en diferentes etapas de la historia, he elegido sólo una para mostrar el método de lectura. Comprender el estado del autor en el momento que escribe una obra ayuda a comprenderla mejor. 

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Comenzaré este ejercicio por el período actual 2000-2020 para luego seguir de 1900 al 2000: 

2000-2020 

Me atrevo a decir que la literatura actual es decadente como lo es el periodo histórico que estamos viviendo: exceso de información, consumismo e insatisfacción extrema, pérdida de la individualidad, sumisión, identidad difusa, cultura de la cancelación y muchos más síntomas de una etapa que comienza por el 2006 y continúa en la misma línea.

Murakami (1949, 74 años) La muerte del comendador, 2018, un mundo donde lo real y lo imaginario tienen la misma dimensión, es el escenario en el que el protagonista busca la soledad porque en su mundo (la actualidad) desaparece el pensamiento crítico y todo fluye a demasiada velocidad.   

Paul Auster (1947, 76 años) La llama inmortal de Stephen Crane, 2021, la vida del poeta S. Crane de finales del S. XIX, que sólo vivió treinta años, es un canto a la grandeza de la individualidad que se niega a diluirse en aquella sociedad corrupta. Esta obra es una invitación a la rebeldía para devolverle la grandeza a la literatura.

Michel Houellebecq (1958, 65 años) Sumisión, 2015, habla del declive de la cultura occidental. El poder lo puede asumir cualquier idea venga de donde venga por la sumisión de la sociedad. Es una ficción donde propone que en Francia, un día, habrá un gobierno islamista. Estamos condenados a la infelicidad.

Pérez Reverte (1951, 72 años) Revolución, 2022, es como si reclamara que es momento para la épica. Los héroes ya sólo son mitos o están por llegar.

Ian McEwan (1948, 75 años) La ley del menor, 2014, el debate candente entre la ley y la fe. Si la ley no te ampara sólo te quedan las creencias. La identidad difusa condena a la víctima de la intransigencia de su religión.

Philip Roth (1933-2018) La mancha humana, 2000, lo políticamente correcto puede llegar a destruir al protagonista de esta historia. Un profesor comete el error de ironizar sobre la raza de un alumno y le costó la carrera. La llamada a la sumisión tambalea nuestra identidad. Somos aceptados según el grado de sumisión.  

Estos autores tienen un pasado literario muy importante y nos muestran la influencia de la realidad en la literatura de los últimos cincuenta años, pero me interesaba reflejar cómo retratan el siglo XXI. Este mismo ejercicio se podría aplicar a obras de otras épocas de estos mismos autores.

 

1900 – 1920

La revolución industrial en el siglo XIX llevó a la burguesía al máximo esplendor y a los trabajadores a la máxima explotación y, esto, provocó el nacimiento de los movimientos obreros revolucionarios y la búsqueda de un nuevo orden mundial. Las nuevas potencias industrializadas comienzan su lucha de mercado y materias primas. Esta situación de máxima riqueza para unos pocos y una explotación extrema para los trabajadores llevó a la sociedad occidental a la primera guerra mundial (1914) y a la revolución rusa (1917). En estos primeros años del siglo XX se produce una crisis de valores y aparecen movimientos literarios que reflejan ese estado del pensamiento: La generación del 98 en España, modernismo, vanguardismo, simbolismo, naturalismo. Muchos autores de este tiempo siguieron principios de la filosofía de Schopenhauer: el fin de la existencia es sobrevivir; nada es verdad sin una razón suficiente; y, por supuesto, su visión pesimista de la vida. 

Unamuno (1864-1936), Niebla, 1914, como Kafka, habla del vacío existencial y el nihilismo. Se adelantó a lo que fue el movimiento existencialista francés.

Valle-Inclán (1866-1936), Luces de bohemia, 1920, visión esperpéntica de la realidad, en palabras del protagonista: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.  

Marcel Proust (1871-1922), En busca del tiempo perdido, entre 1908 y 1922, analiza el fin de la aristocracia y el principio de una burguesía insustancial que pretende sustituirla. 

Franz Kafka (1883-1924), La metamorfosis, 1915, lleva el pesimismo al máximo extremo: la muerte como opción liberadora.

James Joyce (1882-1941), Ulises, 1922, la nueva forma de vida lleva al fracaso de las relaciones familiares. Analiza la sociedad con una mirada deformante como una pintura cubista. 

Thomas Mann (1875-1955), La montaña mágica, comenzada en 1912, el desencanto y la decadencia de la burguesía alemana como consecuencia de una sociedad movida por la ambición a cualquier precio. 

Por supuesto he elegido las obras escritas por estos autores en este periodo 1900-1920. 

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1920 – 1940

El periodo entreguerras provoca un estado de explosión emocional y los autores en este periodo cantan a la libertad y la vida. En épocas de vacío de poder la sociedad busca salidas y cambios de costumbres. Surgen demasiadas preguntas y la literatura refleja esas formas de vida nuevas como crítica o exaltación. Este periodo se divide en dos momentos: la explosión de vida alegre (años veinte) y la gran depresión (1929), que provoca una crisis mundial. 

Virginia Woolf (1882-1941), Orlando, 1928, visibilización de la homosexualidad y la sexualidad femenina. Pertenecía al círculo de Bloomsbury que practicaba la libertad sexual. 

Scott Fitzgerald (1896-1940), El gran Gatsby, 1925, refleja los locos años veinte. Época de prosperidad económica, del boom de la música de jazz, del contrabando y el crimen. El placer es la única guía. 

William Faulkner (1897-1962), Santuario, 1929, muestra las atrocidades que se producen en la América profunda, que hay que condenar para poder renovar los valores de una sociedad moderna. Muestra el umbral entre lo salvaje y la civilización. 

Ernest Hemingway (1899-1961), Fiesta, 1926, después de la Primera guerra mundial se encuentra personajes que la habían sufrido y buscan en España esa fiesta que les ayude a olvidar. Luego vive la Guerra civil española y escribe Por quién doblan las campanas, 1940, un claro ejemplo de literatura y situación social. De la fiesta a la guerra.

Aldous Huxley (1894-1963), Un mundo feliz, 1932, reclama un nuevo orden donde no haya pobreza, ni guerra y libertad absoluta. 

Steinbeck, (1902-1968), Las uvas de la ira, 1939, esta historia, donde se muestra la dignidad y valores de unos personajes en una época de miseria, denuncia la injusticia económica y política provocada por la Gran depresión.

Mijail Bulgákov, (18911940), El maestro y Margarita, escrita en los años treinta y editada en 1967, es una historia escrita en forma de sátira fantástica, el autor hace una crítica de la forma de vida de miseria y represión en la URSS de los primeros años de la revolución y un análisis de los males del poder absoluto; contraponiendo personajes como Poncio Pilatos y Stalin.  

1940- 1960

Politización y sueños apocalípticos. Los traumas profundos que generó la segunda guerra mundial se reflejan en la literatura inmediatamente posterior. Miedo a que vuelva el control del pensamiento, la censura, la falta de expectativas, la evasión de la mente como salida, la decadencia social.  

Albert Camus (1913-1960), La peste, 1947, nos muestra lo absurdo de la vida. Sobrevivir y aceptar que no hay sueño que le dé sentido.

George Orwell (1903-1950), 1984, publicada en 1949, es una obra fruto del trauma de la guerra. Nos espera el control de la voluntad por parte del poder como única salida para conseguir una sociedad estable sin llamadas a la revolución.

Curzio Malaparte (1898.1957), La piel, 1949, narra, en el Nápoles del 1943, cómo los civiles acosados por la guerra son solidarios, hasta que llega la liberación por parte de los americanos y todo el mundo se corrompe para sobrevivir.  

William Burroughs (1914-1997), Yonqui, 1953, experimentar con la vida utilizando sustancias psicotrópicas es descubrir nuestros demonios. Su generación fue transgresora de los valores americanos tradicionales.  

Ray Bradbury, (1920-2012) Fahrenheit 451, 1953, si nos quitan los libros la sociedad puede desaparecer; este miedo a que nos arrebaten el saber es una muestra de la decadencia del momento histórico que está viviendo el autor.

J. D. Salinger, (1919-2010) El guardián entre el centeno, 1951, la vuelta a casa del joven protagonista, Holden Caulfield, como la vuelta de Ulises, es el encuentro con las atrocidades, las perversiones y contradicciones de la América del momento.      

1960-1980

Principio de grandes movimientos sociales. La lucha racial, movimientos feministas, Boom de la literatura sudamericana. Después de la revolución cubana la mayoría de los autores de América del sur se enfrentan con sus obras a la represión de los estados. Época de grandes movimientos reivindicativos. El realismo mágico marcó el estilo de algunos de estos autores. ¿Es necesario vivir en una sociedad injusta para escribir buena literatura?

Harper Lee (1926-2016), Matar un ruiseñor, 1960, es una obra comprometida con la justicia y contra el racismo. Cuenta también los conflictos sociales de la época: la desigualdad de clase, la educación y otros.

Julio Cortázar (1914-1984), Rayuela, 1963, el autor invita al lector que sea protagonista de la lectura; su estilo revoluciona la forma lineal de narrar y cuenta situaciones cotidianas y trágicas que se pueden conectar de la manera que el lector desee o según la propuesta del autor. 

Vargas Llosa (1936- 87 años), Conversación en la catedral, 1969. Zavalita y el zambo Ambrosio conversan en un bar, La Catedral. Estamos en Perú, durante la dictadura del general Manuel A. Odría (1948-1956). En ese bar se hablaba de todo aquello que la dictadura reprimía. 

García Márquez (1927-2014), El otoño de patriarca, 1975, una novela de tesis, pero sin la fuerza de un pensador; es el retrato de un dictador sudamericano, pero se olvida de ubicar la historia en la dictadura cubana.  

Eduardo Mendoza (1943- 80 años), La verdad sobre el caso Savolta, 1975. En esta novela conviven la novela histórica, la novela social, la novela epistolar, la novela policiaca, la novela romántica, la novela decimonónica, la comedia de enredo, la novela humorística, la novela costumbrista.  

1980-2000

Es la época de la caída mitos; desde la caída de los movimientos revolucionarios en Sudamérica, caída del muro de Berlín (1989), movimientos islamistas (Irán 1979), postmodernidad, crisis económica que afectó sobre todo a Sudamérica 

Umberto Eco (1932-2016), El nombre de la rosa, 1980, con el pretexto de aclarar las muertes en una abadía benedictina de los Alpes (S. XIV) se plantea el enfrentamiento entre los franciscanos, defensores de la pobreza hacia dios, y los benedictinos, defensores de los privilegios de la jerarquía. La obra está plena de citas y sabiduría. 

José Saramago (1922-2010), Ensayo sobre la ceguera, 1995. En una sociedad donde todo el mundo es ciego, la voluntad de sobrevivir se convierte en un estado criminal. 

J. M. Coetzee (1940 – 83 años), Desgracia, 1999. Cada error que comete el profesor Lurie, sin ser desmedidos, le van llevando a la desgracia y de ésta a la crueldad.

Roberto Bolaño (1953-2003), Los detectives salvajes, 1998. Dos jóvenes poetas, seguidores del movimiento literario realismo visceral, buscan a la poeta Cesárea Tinajero, entre el 1976 y 1996, y, en esa búsqueda, ahonda en los mundos más extremos, desde la miseria, la droga, el sexo, choque de culturas, la muerte.  

Philip Roth (1933-2018), Pastoral americana, 1997. Una cruda crónica sobre la caída del sueño americano en el final de los sesenta. Violencia política, sectas, búsqueda de paraísos.

Javier Marías, (1951-2022), Corazón tan blanco, 1992.  Lo que podría haber sido una novela negra más, pero no sigue las pautas de una narración lineal y progresiva y se convierte en una sucesión de descripciones profundas de hechos y personajes. Eso hace que el lector puede anticipar los hechos en situaciones determinadas, por lo que piensa y sienten los personajes.     

Milan Kundera, (1929-2023), La insoportable levedad del ser, 1984. La vida en la república de Checoslovaquia, después de la toma de Praga en 1968 por las fuerzas soviéticas, la Primavera de Praga, se puede resumir con el sentimiento del personaje de Teresa: descubre la felicidad con la levedad de no tener responsabilidades sociales. Es una novela filosófica y refleja el deterioro y las renuncias de la sociedad bajo la represión comunista.

Conclusión: Estas pequeñas reseñas son un invitación a disfrutar de la lectura.