¿Existe una técnica para saber si una frase es la pieza perfecta que necesita un texto?
Sabemos que un/a escritor/a conoce perfectamente la técnica y los recursos propios de la narrativa. Con sus conocimientos teóricos puede estructurar la trama, crear los personajes y explotar los diálogos. A veces escuchamos a algún/a escritor/a decir que escribe sin ningún método y que va desarrollando la historia según avanza la escritura, en realidad es que tiene un dominio tal de la técnica que todo el material narrativo le llega elaborado desde el inconsciente. Debe de ser algo similar al proceso creativo que vive el/la intérprete de jazz, es tanto su conocimiento de la música que está tocando, que es capaz de crear mientras interpreta. Todo/a intérprete, de cualquier otra modalidad musical (el pianista Glenn Gould, Canadá 1932- 1982, lo intentó con la música clásica, aunque lo que realmente hacía era adaptar la mecánica de la interpretación a su personalidad compleja, cambiaba las acotaciones originales y no utilizaba los pedales del piano) transmite al público los sentimientos que le provoca cada nota, en cambio, el/la intérprete de jazz aprovecha esos sentimientos para crear otra obra sobre la obra que interpreta. No improvisa, es un verdadero creador. Un creador en vivo. Si se puede comparar, podría decir, que la partitura del/la escritor/a es la historia que ha soñado, y la interpretación es la historia escrita y acabada.

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Ahora bien, no podemos olvidar que la narración no sólo es técnica para conseguir una historia (fondo), es también literatura (forma). Tener conocimientos de sintaxis, de retórica, o dominar todas las figuras literarias no garantiza que puedas conseguir la perfección de la frase que necesitas en cada momento porque son herramientas, no técnicas. Escribir y escribir y cribar por tanteo era mi método hasta ahora. He buscado y no he encontrado ninguna teoría que enseñe una técnica para escribir la frase literariamente perfecta. Flaubert estaba obsesionado con la forma, buscaba la palabra exacta, pero su método era reescribir hasta la saciedad.

¿EXISTE UNA TÉCNICA PARA SABER SI UNA FRASE ES LA PIEZA PERFECTA QUE NECESITA UN TEXTO?

Mi propuesta para este artículo es mostrar cómo aplico un método, no contrastado, que practico desde hace un tiempo con cada frase y con cada párrafo que escribo. Intentaré reproducir los pasos que seguí para crear el fragmento con el que arranca el capítulo XVII de mi primera novela (el género es novela negra):

El objetivo de este capítulo XVII es mostrar la facilidad con la que se puede pasar al otro lado de la ley (al empezar cada capítulo ya he planificado los objetivos del mismo que se corresponden con los objetivos de la novela).

Fermín ha quedado con Eric Cimientos en un barrio de la periferia. Fermín es un médico prestigioso y reconocido socialmente que, por diferentes circunstancias, acaba comprometido por el detective Eric Cimientos que está siendo buscado por la policía por el intento de asesinato de una joven. Fermín se siente muy inseguro en un barrio marginal de la periferia, y Eric se encuentra en su propio ambiente. Han quedado en el bar “El cielo azul”.
“Desde la puerta de “El cielo azul” a Fermín le parece un bar de película de serie B: con sus borrachos de abono, las putas viejas pintarrajeadas a lamparones y con ojos de panda, parejas maduras tonteando como adolescentes y el camarero que lo mira azorado como si dijera ¡Un forastero! Fermín se encoge y arruga el ceño al sentir que todos lo miran, sin embargo, cuando ya se cagaba, piensa en Eric (que debe de ser el rey del mambo de estos ambientes oscuros) y se siente seguro. Respira hondo y le sube un calorcillo de orgullo por la espalda al creerse protagonista de una historia épica que va a comenzar. Se deja llevar y principia a hacerse su propia película. Se escucha muy suave la canción “El mismo de antes” de la Orquesta Platería. Fermín avanza con paso firme y lento por el pasillo central camino del reservado del fondo, va mirando con insolencia a banda y banda a los clientes que lo atraviesan con sus miradas volátiles. Cuando llega al reservado, abre la puerta y, sin que le dé tiempo de saludar, Eric Cimientos, muy nervioso, lo coge del brazo y lo hace sentarse a su lado. Eric estaba ojeando las noticias en su tablet. Le cuenta lo que ha pasado con la hija de Lucas Séguin, sin entrar en muchos detalles.”

Sigo unos pasos muy simples:

1. Objetivo de la frase

Dentro del capítulo, que tiene sus objetivos, le adjudico a cada frase un objetivo propio.

2. Coherencia

Pretendo que el objetivo de la frase sea coherente con los objetivos del capítulo y de la novela.

3. Tono

La novela sigue los registros propios del género, pero procuro adjudicar a cada frase el tono adecuado para cada momento.

4. Armonía y ritmo

Intento que la música y el ritmo de las palabras sean acordes con las sensaciones o sentimientos que pretendo transmitir.

Con este método puedo acotar cada paso que doy. Cuando no seguía unas pautas era muy fácil que acabase hablando de lo que no tocaba, y me costaba cribar un material acumulado que no tenía un tratamiento formal. Con mi nuevo método, al saber lo que busco, desecho muchísimo material nada más acabarlo de escribir, ya puedo saber lo que no vale al instante. Ahora, eso sí, cada frase me cuesta horas y horas y cada capítulo días y días. Buscar pepitas de oro con una batea exige mucha paciencia.

Ahora voy a aplicar este método a cada frase del texto que he expuesto antes:

Primera frase del texto

“Desde la puerta de “El cielo azul” a Fermín le parece un bar de película de serie B: con sus borrachos de abono, las putas viejas pintarrajeadas a lamparones y con ojos de panda, parejas maduras tonteando como adolescentes y el camarero que lo mira azorado como si dijera ¡Un forastero!”

1. Objetivo: pretendía que la frase fuera premonitoria de que Fermín comienza su bajada a los infiernos.
Desde el nombre del bar, “El cielo azul”, hasta la exclamación del camarero ¡El forastero!, fue un trabajo intenso de búsqueda del objetivo. Cuando está conseguido la frase hace un clic, ese es el momento en que la doy por acabada.

2. Coherencia: si el objetivo del capítulo es mostrar lo fácil que es pasarse al otro lado de la ley, está claro que la frase es coherente.

3. Tono: pretendía el distanciamiento del personaje de Fermín, y con la pincelada irónica de la frase queda acentuado. Con un tono melodramático el personaje conseguiría una empatía que no se merece.

4. Armonía y ritmo: procuro elegir las palabras que tengan la música que refuerce la sensación que quiero reflejar, y que salgan al ritmo del pensamiento del personaje que se mueve en ese momento. Con Fermín no puedo describir los detalles físicos del lugar, rompería el tempo de su mirada.

Segunda frase del texto

“Fermín se encoge y arruga el ceño al sentir que todos lo miran, sin embargo, cuando ya se cagaba, piensa en Eric (que debe de ser el rey del mambo de estos ambientes oscuros) y se siente seguro. Respira hondo y le sube un calorcillo de orgullo por la espalda al creerse protagonista de una historia épica que va a comenzar. Se deja llevar y principia a hacerse su propia película.”

1. Fermín pasa del miedo al ambiente al regusto de sentirse parte de una historia épica.

2. Se anticipa el objetivo del capítulo, Fermín se empieza a sentir cómodo fuera de la ley.

3. Se mantiene el distanciamiento y la ironía hasta casi llevarlo a lo grotesco.

4. El ritmo se acelera emocionalmente y aparecen expresiones como rey del mambo, respirar hondo, calorcillo de orgullo.

Y así, podríamos analizar todo el párrafo, pero lo que me interesa es transmitir que cuando encontré un método para trabajar la parte literaria del texto produzco más lento, pero sin parar. Cada vez que una frase encaja en el texto es un placer indescriptible.

Todo lo conseguido siempre está sometido a las reescrituras, pero si está bien trabajado se consolida fácilmente.

Escribir y no dejar de escribir.