Intento volver a algunas obras literarias que me marcaron por el esfuerzo que me costaba leerlas y el poco provecho que conseguía. Recuerdo que las leía como un deber. Me faltaban claves para comprenderlas mejor y es lo que me he propuesto encontrar.

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GARCÍA LORCA

La primera obra en la que intenté aplicar un método de lectura fue Poeta en Nueva York, para mí la obra más bella de García Lorca. Se me ocurrió cambiar las metáforas por expresiones cotidianas, pasionales, viscerales, obscenas. Corría el riesgo de que buscando la comprensión aquella gran obra se me desvelara en una simple combinación de palabras (el ultraísmo fue un movimiento poético de principios del siglo XX que sólo buscaba la belleza de las metáforas sin importar el contenido). Pero el nuevo poema, sin metáforas, totalmente amorfo, me ayudó a comprender el mundo interior del poeta. Pude descubrir sus perversiones, sus sueños rotos, sus terrores infantiles, su sentido de culpa, su dolor por la represión que sufría por su condición sexual; y conseguí disfrutar de la obra en toda su dimensión: por un lado la belleza, ahora admiraba aún más Poeta en Nueva York, y, por otro, la empatía con el hombre que sufre, no con el mito. Bukowski decía que no se debe adorar a los artistas, hay que estrujarlos hasta conocerlos mejor. Recordad que la interpretación de textos no es una ciencia; es un arte.

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JUAN RULFO

Hay corrientes y movimientos literarios que entre otras características propugnan alterar la estructura lineal. La novela experimental Rayuela, de J. Cortázar, se propone un orden determinado de los capítulos para su lectura, aunque el lector puede elegir su propio orden. Los  autores de la generación Beat (de Kerouac a Burroughs) no utilizaban una estructura temporal reconocible porque aplicaban la escritura automática, o porque sus obras surgían de lo más profundo de sus autores (trabajaban bajo los efectos de alucinógenos, o sometidos a la meditación trascendental, o simplemente hacían un ejercicio de subjetividad máxima).

Pedro Páramo es una novela de 150 páginas dividida en setenta fragmentos. Consta de dos historias principales (dos novelas cortas, podríamos decir) y una serie de cuentos sobre personajes secundarios, todo fragmentado. Los fragmentos de las diferentes historias están intercalados y, a veces interrelacionados, esto hace que se rompa la continuidad temporal y, a la vez, da sentido a algunos fragmentos de diferentes historias. Esta propuesta de Juan Rulfo podría estar entre la novela experimental y la novela Beat.

La primera novela corta que compone la obra es la historia de Juan Preciado, hijo de Pedro Páramo y Dolores Preciado a los que él abandonó. La novela comienza con la muerte de Dolores Preciado que le pide a su hijo Juan que vaya a Comala (un pueblo imaginario, un pueblo de muertos) a exigir lo suyo a su padre. Los muertos y los vivos se interrelacionan con las mismas reglas. Actúan y sienten como los vivos.

La segunda novela corta es la historia del cacique mexicano, Pedro Páramo, que domina con mano de hierro la vida del pueblo de Comala.

La novela está situada al principio del siglo XX, una época revolucionaria en México; distintos grupos de rebeldes campaban a sus anchas por todo el país. Los caciques sobornaban a los rebeldes y conservaban sus tierras. Uno de estos comandos rebeldes, los  cristeros, que aparecen en la novela chantajeando a Pedro Páramo, mató al padre de Juan Rulfo y quedó huérfano desde niño. También murió su madre poco después y acabó en un orfanato. Esta circunstancia personal y el México de la época marcó toda su obra.

Los/as protagonistas de las historias secundarias según el orden de importancia son: Susana San Juan, el amor imposible de Pedro Páramo; el padre Rentería, que dominaba las almas del pueblo y decía qué pecados perdonaba y cuáles no según su capricho; Miguel Páramo, otro hijo del cacique; Dolores Preciado, primera mujer del cacique; Eduviges; Dorotea; Abundio Martínez; Fulgor Sedano; Toribio Aldrete; el Tilcuate; Damiana; Florencio; Justina.    

Con estos materiales, caciques, curas, pueblo oprimido, mujeres abusadas, grupos rebeldes, el mundo de los vivos que se entrelaza con el mundo de los muertos, Rulfo creó en Comala un microcosmo de las circunstancias que estaba viviendo su país, pero consiguió que su obra fuera más allá de la demagogia. Hace pura literatura con esos materiales universales y eternos. La cruda realidad de su época la convierte en ficción y evita juzgarla. La forma original en la que está escrita la novela convirtió Pedro Páramo en un monumento literario.

El profesor José Carlos González Boixo hizo un estudio sobre la novela y agrupó los fragmentos por narraciones lineales. Por ejemplo: en los fragmentos 1, 5, 9, 11, 12,  18,  25, 37 y 39 Juan Preciado cuenta su propia historia. Los fragmentos 44, 45, 46, 47, 48, hasta dieciocho fragmentos correlativos más, forman la historia de Pedro Páramo. Los fragmentos 38, 40, 14, 15, 16, 17 y 41, hablan de Miguel Páramo y el padre Rentería, y así están agrupadas todas las historias. En el mundo de los muertos y en el mundo de los vivos los personajes se comportan igual, por lo tanto el tiempo de las historias es el tiempo de los vivos. Esta propuesta puede hacer fácil la lectura, sin embargo, aunque no lo leas por bloques lineales, sabes que lo que queda interrumpido en un punto, tendrá una continuidad poco después. La pregunta es, ¿si Juan Rulfo escribió las historias con una estructura lineal por qué no las expuso de esa manera? Según el analista González Boixo: “El desorden cronológico es la esencia misma de la obra”. El autor consigue que los fragmentos intercalados de las diferentes historias, aunque no tengan relación, ayuden a entender mejor ciertas situaciones. Juan Rulfo era un perfeccionista que entendía la literatura como si esculpiera con las palabras. Le preocupa la forma, el ritmo, la estética de las descripciones, los colores (“Tus labios estaban mojados como si los hubiera besado el rocío”, “Había mecheros de petróleo aluzando la noche”.)

Tenía que proponer las claves para una lectura fácil y placentera de diferentes autores y obras, como hice en la entrega anterior VOLVER A LEER A  LOS AUTORES DE CULTO, pues la única clave que propongo para Pedro Páramo es leer la obra sin parar y dejarse sorprender.

Releer Pedro Páramo fue un hallazgo.      

-Este fragmento forma parte de un espectáculo de cabaré titulado Small Paradise basado en una lectura diferente de Poeta en Nueva York

PERSONAJE 1 (lectura del poema original)

-1910

             INTERMEDIO

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez

no vieron enterrar a los muertos,

ni la feria de ceniza del que llora por la madrugada,

ni el corazón que tiembla arrinconado como un caballito de mar.

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez

vieron la blanca pared donde orinaban las niñas,

el hocico del toro, la seta venenosa

y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones

los pedazos de limón seco bajo el negro duro de las botellas.

PERSONAJE 2 (lectura de la nueva interpretación)

-1910
               INTERMEDIO

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
no vieron enterrar a los muertos,
ni la feria de deseos (ceniza) del que llora por la madrugada,
ni el corazón que tiembla arrinconado por la conciencia (como un caballito de mar.)

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
vieron la blanca pared donde salpicaba (orinaba) la pureza (las niñas,), el deseo, la culpa (el hocico del toro, la seta venenosa)
y un demonio (una luna incomprensible) que iluminaba por los rincones
las manchas de semen (de limón) seco bajo el negro duro de las botellas.

SHOWMAN

En 1910 GL se machacaba la médula;

(hace el gesto de masturbarse)

ya me entienden, sobre todo los que tienen unos cuantos años, se secaba la médula a base de pajas. Tiene que ser jodido y raro hacérsela con un Cristo mirándote desde la cabecera.