16/7/2016

La narrativa me obliga a encontrar esa voz que en el guion me permite escribir sin esfuerzo (me creo el tema, me creo la historia y a escribir).  En el guion tengo que seducir a un productor o a un director, en la narrativa tengo que seducir al lector. No hay intermediarios entre la historia y el lector. Sigo escribiendo el relato de seis páginas y me doy cuenta que no puedo olvidar lo que hacen, sienten, piensan y dicen los personajes, lo que pienso yo como narrador y lo que deben ver los lectores. Lo de mover un tema y crear un argumento ya era propio del guion.

17/7/2016

Lo de buscar el título, de momento, se me ha ocurrido el nombre de Mike Mentzer, pero no puedo explicar la razón porque forma parte de la intriga del relato. He visto que cada párrafo me cuesta más que una escena de un guion. También puedo sentir la deformación de escribir diálogos y ahora tengo que frenar los diálogos para crear atmósferas, definir expresiones con todo detalle y crear expectativas constantemente para empujar la historia. Cuando Adela, la protagonista, llega a la residencia tengo que caracterizarla a ella y crear el ambiente del lugar:

Adela, como cada día, sigue un ritual antes de entrar en la residencia. Se atusa el cabello, se compone el vestido, saca un espejito, se mira y se retoca el maquillaje, o mejor, recompone el recauchutado de la cara. Se pone tantos potingues que parece que tuviera veinte años más. Sólo tiene treinta y cinco.”

En un guion esta descripción no podría aparecer porque sería el director el que crea el aspecto de la protagonista y del lugar.

18/7/2016

Acabo de leer Las cinco esquinas de Vargas Llosa, conozco casi toda la obra de Vargas Llosa y quizás sea su novela más ligera, pero el capítulo XX que titula Un  remolino es un clase magistral de narrativa. Ahora, que he empezado a escribir narrativa, además de disfrutar de las historias intento empaparme de técnica cuando valoro y analizo la obra. Decía V. Ll. en una entrevista  en  El país: “El peligro del Nobel es que empieces a sentirte una estatua. Y una estatua pierde la espontaneidad, no quiere correr riesgos, tiende a repetirse. Más que a escribir, se dedica a tronar.” Cuando leía esta entrevista recordé algo que había escrito en este diario, la edad no te hace más sabio, simplemente te agudiza los defectos y las virtudes. Y digo ahora, suelen dominar los defectos.

19/7/2016

Cuando vi que el personaje de Adela se había convertido en un bicho malo (nació espontáneamente, sin un tema preciso y sin una trama cerrada), he indagado en trabajos filosóficos y científicos sobre el mal. Es curioso que el relato y mi búsqueda de información vayan paralelos. Hasta ahora, sólo cuando estaba saturado de la fase de exploración entraba a escribir una historia. Adela ahora es mi guía, no sé lo que hará en el siguiente capítulo, pero me hará leer y reflexionar sobre el mal.

20/7/2016

He leído distintos experimentos que te hacen hacer el mal aunque seas una persona normal. De estos experimentos se han hecho películas como La Ola (2008), de Dennis Gansel, y se puede ver cómo la manipulación puede convertir en monstruos a personas normales. Pero en mi historia de Adela el mal nace sin terceras personas. El mal es un tema en el que puedes perder la credibilidad fácilmente.  En Las cinco esquinas de Vargas Llosa, el Doctor (Montesinos), jefe  de los servicios secretos de Fujimori es tan cruel, que si no fuera porque es real su maldad y fue juzgado por ello, resulta poco creíble.

21/7/2016

El segundo capítulo de mi relato Mike Mentzer, está a punto de ser acabado y veo que la transformación diabólica que ha sufrido Adela es de hace quince días y su marido y su hijo de diez años lo han notado. ¿Por qué he metido a la familia por en medio? Este recurso me puede cortar la escalada cruel de Adela. No sé a dónde va a llegar, pero tiene que tener un precio el daño que está causando.

22/7/2016

He acabado el segundo capítulo de mi relato Mike Mentzer. Me sigue sonando raro el título, pero ya no puedo volver atrás. Así es la narrativa. Me propuse un relato de seis páginas sin saber qué iba a salir. Pues, no sé como, el segundo capítulo tiene también dos páginas. Me pregunto por qué escribo lo justo para que dure lo que me propuse. Me podía lanzar y hacer descripciones de dos páginas o diálogos interminables y no está sucediendo así. En este capítulo he introducido a la familia de Adela, la protagonista.

23/7/2016

Al meter la familia he corrido el riego de ablandar al personaje, pero creo que en el tercer capítulo puede haber sorpresas en la relación familiar. De momento la familia me ha servido para mostrar el cambio brutal que ha sufrido Adela desde hace poco tiempo.

24/7/2016

He comenzado la lectura de Pecado, la última novela de Laura Restrepo. Ya contaba que estuve en la presentación del libro. He visto que la novela habla del mal y, qué casualidad, yo también trato el tema del mal. Hace tiempo me propuse, como decía en esa presentación del libro, que el deber de una persona cuando se hace mayor es romper la cadena del odio que ha dejado nuestra propia historia. No se trata de olvidar, sino de no odiar por lo que nos ha podido pasar. Si uno cuando se hace mayor no es sabio, sino que se le agudiza un poco más de los defectos y un poco menos as virtudes, que nos queda; pues transmitir la grandeza de no odiar.

25/7/2016

Adela también escucha en la grabadora que le puso a Wilson para ver cómo descansaba por las noches, las conversaciones entre las asistentas cuando entran en la habitación. Este tema no lo domino, pero yo creo que cuando invadimos la intimidad de las personas le estamos robando su libertad. Voy a aplazar este tema para futuras historias.

26/7/2016

Si puedo escribir las historias que me proponga y hace seis meses aconsejaba que para ser escritor teníamos que encontrar la voz y definía la voz como la forma de contar y qué contar. Decía que yo contaba la vida interior de los personajes que está influenciada por el inconsciente y el medio. Contar la vida sin preguntar ni intentar cambiar el origen de los traumas ni tampoco intentar cambiar el medio para mejorar al individuo. Si hablaba del acoso escolar, siempre estaba ahí y formaba parte de la vida (determinismo psicológico), si hablaba de la condición social (determinismo social), que influye en la vida de un personaje, no lo analizaba. Sólo me interesaba el personaje tal como entraba en la historia, sus acciones, deseos, su suerte, etc. Ahora el personaje de Wilson suelta una parrafada:

“–Para que vosotros, hijos de putas, seáis libres, los soldados como yo tenemos que caer en la mierda. Luego nos juzgáis si quedamos vivos y nos condecoráis si nos convertimos en fiambre. Y vuestras conciencias quedan intactas, pero nosotros nos pudrimos de dolor y acabamos locos por toda la mierda que hemos tragado. Si para cuidar vuestra libertad tienen que quedar despojos humanos como yo, cargados de odio y más peligroso de lo que pensáis—Wilson duda y hace memoria–. No, peligrosos son los enemigos a los que les hemos arruinado la vida. Eso. Joder, la cabeza se me va.”

Esta parrafada indica que me he interesado por la psicología y el medio. Ya veré si sólo ha sido un desliz.

27/7/2016

He visto la Flauta mágica de Mozart en el Liceo de Barcelona. Es la versión más original que he visto. La puesta en escena era una animación sobre la que actuaban los artistas. El efecto era realmente mágico, ver a un personaje que parece que vuela porque todo se mueve menos él, o que parece ser arrastrado por un animal feroz.  Pero lo que me maravilla cuando veo un espectáculo es que me transmita deseos de libertad, de no sumisión a la tiranía…, y en este caso, que  hablamos de una ópera que se estrenó en 1791, me los ha transmitido. Cuando llego a casa, y me pongo a escribir, me repito mil veces que no haga concesiones en mis ideas  por nada del mundo. Libertad, libertad. La música es una de las  herramientas que me da el máximo poder para seguir creando en libertad.

28/7/2016

Cuando Adela, la protagonista de mi relato Mike Mentzer, cree combatir el mal, pero en realidad se está contagiando. Wilson pudo ser o no ser malvado, pero Adela ya lo es. ¿Es tan fácil pasar el umbral de la normalidad a los infierno? El hijo de Adela, de diez años, llega a hacer lo siguiente:

“Su hijo para de leer y pone oído a lo que ocurre en el cuarto de sus padres. Escucha el resuello de su madre que la están ahogando. Se levanta muy relajado, abre la puerta de la habitación de sus padres. Ve al padre que tiene a su madre cogida por el cuello y no se inmuta.

–Papá, no me dejáis  leer—dice el hijo con un tono muy frío, como si dijera: papá, hace calor–. Portaos bien.”

No suelo ver cine negro ni de terror porque me produce pesadillas, pero ahora, que experimento con este relato, veo muchas posibilidades para explorar el comportamiento humano. Quizás me pase a la novela y probaré esta nueva manera de contar historias donde yo puedo opinar como narrador.

29/7/2016

De arrepentimiento y de culpa está el cine lleno, pero para mí es poco creíble porque  la maldad es insondable. Por ejemplo, en El niño 44 (2015), de Daniel Espinosa, el asesino en serie en un momento de la historia quiere morir para parar la atrocidad de la que él es consciente, y se lo explica  al protagonista, Tom Hardy; pues yo creo que ahí falla la historia porque la maldad lo va enajenando hasta la inconsciencia absoluta. Por eso no voy a dejar que Adela se arrepienta.

30/7/2016

El tercer acto de Mike Mentzer ya tiene cuerpo y tengo el final de la historia. No soy partidario del final sorpresa, pero en este género no cabe otra posibilidad. Ya sólo me falta decir que está basada en un hecho real. Me ha gustado la experiencia y, según lo que opine las personas en las que yo confío la lectura de mis guiones, puede que repita antes de entrar en la novela que ya lo empiezo a tener más claro.