1/9/2016

He descansado quince días, pero sin dejar de leer y pensar. He leído Esa puta tan distinguida de Juan Marsé, que trata sobre la propuesta que le hacen a un escritor para escribir un guion sobre un crimen ocurrido en los años cuarenta, en un cine de Barcelona. Está situada en los ochenta. El escritor se informa, indaga y llega a entrevistar al autor del crimen que ya ha cumplido su pena. Ahora, que lo veo todo con el ojo de ese posible investigador o policía de mi futura novela, he descubierto que el crimen y la ironía, que son los dos ingredientes que dominan la novela de Marsé, y que también lo son de la novela negra, son una combinación perfecta. Tengo que ejercitarme en ello.

2/9/2016

He leído Pasado perfecto de Leonardo Padura, con su detective Mario Conde, cansado, pero sin perder la ironía, y  me ha reafirmado que si en cine o en el teatro la tensión dramática mejora la receptividad del público, en este caso de la novela, llevado por la intriga de descubrir la desaparición de Rafael Morín, pude empaparme de lo que es la sociedad cubana contado por un cubano que vive en Cuba.

3/9/2016

Tengo unas ganas inmensas de empezar mi historia, pero le tengo demasiado respeto a la novela. He empezado a conocer a Ricardo Piglia. Es un maestro. Estoy leyendo El camino de Ida. Presiento que es una buena historia. En una de sus entrevistas sobre esta novela, El camino de Ida, expresó una idea que me sorprendió porque a mí me pasa algo parecido: él vivió 15 años en los EEUU y siempre se sintió un extranjero. Yo me siento turista permanente.

4/9/2016      

Releyendo mi cuento Mike Mentzer he descubierto una libertad en el tratamiento de los temas que hace que empiece a acumular esa energía explosiva que necesito para empezar a escribir sin parar. A los ingredientes del género, ironía y conocimiento de la realidad social hasta sus entrañas; como dice Alexis Ravelo, autor canario de novela negra, ahora puedo añadir libertad para el tratamiento de los temas. En mis guiones, donde domina el drama psicológico, busco que el público se pueda identificar con personajes comunes, pero en la novela de género solamente puedes empatizar con el investigador o el asesino durante la lectura.  Creo que esa es la ruptura con mi estilo actual.

5/9/2016

He escrito un artículo para el blog sobre los pasos que voy a seguir para escribir mi primera novela. El artículo, 7 pasos para escribir una novela,  tiene dos funciones, una es el compromiso, el reto de que puedo hacerlo, y la otra es la función didáctica, que no puedo evitar por el vicio de enseñar durante muchos años. Creo que cuando intento enseñar cómo hago mi trabajo me siento obligado a ser preciso y claro para el que quiera ser escritor y al mismo tiempo me aclaro sobre lo que quiero contar.

6/9/2016

He empezado a conocer las reflexiones sobre el mal de Hannah Arendt y, de todo lo que he explorado, me he quedado con la idea de que la gente corriente sigue los comportamientos y costumbres de la sociedad en la que vive, pero no los asume con un proceso de reflexión y, por lo tanto, mañana podría cambiar fácilmente su comportamiento porque no le queda huella en la conciencia de haberse comprometido con su actitud ante la vida. Esto lo decía refiriéndose  al por qué del apoyo de la mayoría del pueblo alemán al nazismo.

7/9/2016

De estas reflexiones sobre el mal, que es de lo que tratará la novela, empiezo a perfilar al personaje que investigará el caso que trataré. ¿Reflexiona sobre su comportamiento o actúa por rutina? ¿Y el personaje o personajes que cometerá/n el acto delictivo es o serán gente corriente, o líderes carismáticos, o iluminados, o personas con patologías, etc.?  Ya he llegado al debate sobre los personajes principales.  Los personajes me están llegando antes que la premisa. Empiezo a sentir una música que el/la protagonista escucha obsesivamente

9/9/2016

He recordado la trilogía de Italo Calvino (El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente.) y cómo hacía creíbles a personajes absurdos y los utiliza para hacer un recorrido por los mitos de la historia para constatar que el presente se sostiene sobre historias tan irreales como las de El vizconde, El varón y el caballero. Esto me hace pensar que el/la protagonista puede tener un punto absurdo que me podría valer  para  distanciarme y garantizar la ironía. Cuando escribí el cuento Mike Mentzr me costó distanciarme.   

10/9/20116

Volviendo sobre los temas a explorar entorno al voyerismo y libertad, que he dejado en el artículo del blog 7 pasos para escribir una novela, hay un tema -¿Saber cosas del alguien coartan su libertad?- que parecía que era un juego de palabras, ahora veo que saber algo grave  de alguien que él  no sabe que sabes  crea un atmósfera  que influye negativamente en la relación. Lo he vivido. Hay mecanismo de la comunicación que no dominamos pero están.

11/9/2016

Cuando analizo la realidad para elegir el mundo donde  se van a mover los personajes de mi novela me encuentro con que tengo hablar de las leyes, de la justicia, etc., de una sociedad concreta, hasta ahora en mis guiones yo hablaba de las consecuencias que la sociedad occidental produce en las personas. Al género lo llamo drama psicológico, porque diferentes personas reaccionan de manera diferente ante las leyes y costumbres de una cultura. Si hablara de una ley injusta o de una actitud abusiva del estado estoy opinando, y las opiniones duran lo que dura el hecho de escuchar otras opiniones. Tengo pánico a la demagogia.

12/9/2016

He estado siguiendo la noticia sobre una desaparición y se me ha ocurrido que si ya tengo más o menos un perfil del/la protagonista, la premisa ya se está vislumbrando, ya sólo me queda encontrar la idea de una posible historia; y esta idea de un secuestro me seduce. Me da la posibilidad de indagar sobre el personaje desaparecido sin el dolor que causaría si estuviera muerto. Es lo que pasa con Rafael Morín en Pasado perfecto de Leonardo Padura, de la que ya he hablado. Mientras haya una posibilidad de encontrarlo/la toda la gente que tenía algo que ver con el personaje lo cuenta todo con el fin de dar datos que ayuden a encontrarlo. Espero descubrir lo mirones que somos.

13/9/2016

En mi guion La mirada, entre otras historias, hay un secuestro y quedó sin solución porque la víctima apareció y nadie denunció a nadie. Visto ahora, y a pesar de que en la historia intervenía un inspector de policía, ¿por qué no se me ocurrió castigar el hecho? Tengo la sensación de que en mis historias los personajes actúan sin miedo de la justicia y las leyes. Los personajes actúan en libertad.

14/9/2016

Explorando otro de los puntos de reflexión para la búsqueda de la premisa de mi novela, lo íntimo, lo privado y lo público, he encontrado un artículo muy bueno de Carlos Soria, La información de lo público, lo privado y lo íntimo, y en un momento dice:

“El viejo aforismo romano —publica publice— ha conservado toda su vigencia. La comunicación pública se justifica plenamente porque versa precisamente sobre las cosas públicas. Si lo público tiende de modo frontal a la construcción de la comunidad, la comunicación pública tiene también ese fin. Por eso se puede decir con razón que comunidad y comunicación son nociones interdependientes. No existe comunicación sin la existencia de un ám- bito público; pero tampoco existe la comunidad sin la mediación de la comunicación pública.”

Esto me dio la idea de que si gracias a los nuevos medios cada día son más las personas públicas,  esto quiere decir  que la sociedad es más rica en ideas, más avanzada, pero a cambio somos  más vulnerables a que alguien pueda entrar en lo íntimo y en lo privado.

15/9/2016

La fase de exploración para escribir una obra es lenta y misteriosa porque no sabes a dónde vas a llegar, pero es una fuente de saber. He entrado en lo que es la novela negra, he leído autores que nunca hubiera leído, he entrado en el tema del mal y otros temas colaterales y ahora voy a entrar en el tema de si los creyentes actúan como si su dios los mirara. Estoy en la búsqueda de información.

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