16/6/2016

He leído un artículo sobre el escritor norteamericano Richard Ford (al que no he leído todavía, y que va a recibir el premio Princesa de Asturias de las letras), y decía a los organizadores del premio: “Gracias por sacarme de mi soledad.” Hace un tiempo, en este diario, había dicho que la escritura me iba llevando a la soledad, pero lo dije con la boca pequeña. Ahora al leer las declaraciones de Richard Ford, me da miedo.

17/6/2016

¡He acabado la primera versión del guion Contracanto!!!!!!! Han sido siete meses de trabajo. Ahora viene la reescritura. La escritura de Contracanto ha ido paralela con la creación de la productora  (bucaré producciones), para la que he escrito una docena de artículos, nueve páginas de teoría (cursos), y un diario (día a día de un escritor) de más de cuarenta y cinco páginas. Todo este trabajo añadido, los artículos, los cursos y el diario no han frenado mi trabajo de guionista, más, al contrario, el hecho de analizar mi trabajo me daba más fuerza y hacía volar más mi imaginación, más que todas las experiencias que había tenido con los guiones anteriores. ¿Por qué sigo escribiendo guiones si no he podido realizar ninguno?

18/6/2016

Comienzo una relectura como espectador y descubro contradicciones de espacios y tiempo, diálogos influenciados por mi estado en el momento de escribirlos y que no pertenecen a los personajes, falta de formación intelectual de algunos personajes para ser capaces de decir lo que dicen, etc.

19/6/2016

He vuelto a ver la película Agosto (2013), de John Wells, es la historia típica de la familia que se reúne por la muerte del patriarca y sale todo el pasado. Me maravilló ver cómo viaja la historia a través de los sentimientos y los conflictos profundos de los personajes. No hay acción más trepidante que la de las relaciones humanas. En la quietud de una llanura de Oklahoma y bajo un sol abrasador alguien lee a T. S. Eliot. El patriarca lee a Eliot y me recordó la impresión que me produjo leer a este gran poeta. T. S. Eliot. Transmite una fuerza con sus versos que me recuerda a los místicos españoles (S. Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús). Lo he vuelto a releer y he encontrado unos versos que pegan con la historia de Fali, el personaje que canta en el pub y que ahora está con Lidia:    

“…La poesía no importa.

No era (vuelvo a empezar) lo que uno esperaba.

¿Cuál iba a ser el valor de lo que durante tanto tiempo anhelamos,

La calma tan esperada, la serenidad otoñal,

Y la sabiduría de la vejez?

¿Nos habían engañado

0 se engañaron a sí mismos los ancestros de voces tranquilas

Y simplemente nos legaron la receta de un fraude?”

Al subir el nivel intelectual de Fali puedo justificar algunas frases misteriosas que ha dicho y aprovechar, en otros momentos, para hacerle decir teorías sobre el amor.

21/6/2016

Cuando vas conociendo a los personajes puedes llegar a saber lo que sienten en cada momento. Los retoques de los diálogos en la reescritura tienen esos matices que hacen que el subtexto comience a ser tan expresivo como el diálogo.

22/6/2016

En la reescritura de hoy he visto a Héctor hablando de emociones y se me ha alejado de la construcción que le había adjudicado. Yo había dicho de él, a lo largo de la construcción, que no acaba hasta que acaba el guion:

Héctor. Treinta años. Marido de Juana. Pequeño empresario. Ambicioso, frío, realista, educado, reprime sus sentimientos, violento,

Cuando decía que reprimía sus sentimientos me refería a la ira y a la envidia, pero en el guion  habla de las relaciones amorosas. Tendré que hacer que sea creíble que Héctor hable de amor.

24/6/2016

La reescritura de la escena cuatro (donde Lidia, Raúl, Héctor y Juana están en la última cena de amigos antes de la boda de Héctor y Juana) me está costando porque tiene que presentar los conflictos intrapersonales de los cuatro personajes y las emociones y sentimientos entre ellos. Los diálogos no fluyen, son muy previsibles y cargados de demasiada información. Los personajes se pueden descomponer. Si consigo que funcione habré conseguido muchos objetivos en sólo cinco o seis minutos de película.

25/6/2016

He conseguido que el personaje de Raúl, el que fue  novio de Lidia, aprenda  las enseñanzas de Lidia y, aquel problema que tenía de ver cómo Fali, el cantante del pub, cogía un protagonismo muy grande al intentar recuperar a sus hijas, ahora queda compensado por las emociones que ha generado Raúl al reconocer los valores de Lidia. Raúl, que era cruel con Lidia, ve cómo ésta es leal a todas las personas que le  rodea, su amiga Juana, el joven accidentado, Fali y las hijas de Fali. En el cine clásico podemos ver, pocas veces, cómo el/la protagonista no cierra la historia, sino que un tercer/os personaje/es recoge/en la lección del héroe. En la película El club de los poetas muertos (1989), de Peter Weir, los alumnos de Robin Wiliams desafían a la dirección del centro y se suben en los pupitres para recitar a Walt Whitman. El climax final pasa a terceros personajes.

26/6/2016

Después de dos lecturas del guion,  el balance de la historia en cuanto a tono, ritmo y unidad es satisfactorio. Igual que para los diálogos algo te dice que es ése el que vale, en la visión global del guion algo te dice que la historia desafina, o  que tiene un ritmo irregular o que le sobran argumentos, es decir, que algo no pertenece a esta historia (unidad). Ahora sólo tengo que ir a por todo lo que alcance mi imaginación.

27/6/2016

He visto que de mis nueve guiones, en cuatro, Nadie, La calle, El puesto, La mirada y ahora Contracanto, el/la protagonista acaba en la calle o en un parque.  Después de reflexionar, creo, las calles y los parques son un foro de todos. En los parques y las calles corren las ideas, se debate, se lucha, se espera… Quizás sea eso, misterios del inconsciente.

28/6/2016

He visto la ópera La boheme de Puccini, en el Liceo. Es una historia romántica que cuenta una forma de vida nueva a principios del siglo XIX en Paris. Cuatro jóvenes artistas y pensadores quieren vivir una vida independiente y libre, lejos del confort y la dependencia de sus familias. Viven en una buhardilla en la absoluta miseria. Rodolfo, el poeta se enamora de una bordadora, Mimí, y, como buena historia romántica, acaba cuando la fuerza del destino se interpone en la historia de amor y Mimí muere. Lo grande es imaginarse la época y ver una historia de amor que rompe con los convencionalismos, eso debió de ser revolucionario en su tiempo. La boheme me hizo pensar qué historia de amor puede ser revolucionaria en nuestro tiempo. Desde el multiamor a cualquier tipo de pareja ya han pasado la fase revolucionaria y sólo se está buscando la normalidad, que no es poco.  Esta reflexión me ha hecho pensar que la mayoría de los que contamos historias de amor estamos parados en el tiempo.

29/6/2016

La escena cuatro, la de la última cena, ya se salva un cuarenta por ciento. Hay algo, cuando lees un diálogo, que te dice, sí funciona, y yo, de momento, no sé cuál es la regla para conseguirlo. Leo y releo hasta que se hace el clic, hasta ahí llego.

En la siguiente escena, donde Raúl (que es doctor del hospital donde trabaja Lidia, su novia, como enfermera y donde está ingresado el joven del accidente que quedó paralítico) está atendiendo al joven paralítico y muestra sus celos casi patológicos, en una primera versión quedó como vemos en negrita y subrayado, y la versión que ha quedado es la siguiente:

SEC. 5- INT. HABITACIÓN DEL HOSPITAL A. DÍA

Raúl explora, con una linterna de doctor, las pupilas del joven accidentado.

RAÚL

¿Te trata bien?

JOVEN

¿Quién?

RAÚL

Lidia; tú sabes de quién hablo.

El joven le lanza un bufido.

RAÚL

(celoso)

Lidia dedica mucho tiempo a cuidar de ti.

JOVEN

Es muy buena.

Raúl se acaricia el cuerpo imitando a una mujer. Hace como si se subiera las tetas y se las acerca a él hasta casi rozarlo.

RAÚL

(antipático)

(afeminado)

(Muy, muy buena.)

¿Es muy buena, o está muy buena?

JOVEN

(Cállese, tío guarro.)

Cállese.

(pidiendo ayuda)

¡Qué hace Lidia!

Estos dos pequeños retoques hicieron que los personajes volvieran a ser ellos. En el “Muy, muy buena.”, Raúl es irónico y lo hace cercano al joven, y en” ¿Es muy buena, o está muy buena?”, hay agresividad.

Cuando el joven dice “Cállese, tío guarro.” se está defendiendo y no está desamparado como yo pretendía, por eso dice ¡Qué hace Lidia!, como si pidiera socorro. Estos dos detallitos salieron y no sé cómo.

Esa es la reescritura, una búsqueda de los personajes en sus propios diálogos. Es lenta, pero bella también.

30/6/2016

He ido a la presentación del libro Pecados, de la escritora colombiana Laura Restrepo. Ha sido un placer escuchar a una mujer sabia. Sólo había leído de ella Hot Sur y me gustó el tratamiento de los personajes, parece que soportarse a sí mismos fuera una heroicidad. Creo que cuando a una persona se le rompe un sueño el peor enemigo lo debe de llevar dentro.  Escuchar a Laura Restrepo reconforta porque no te da lecciones, sino que pone una lupa sobre la realidad  y te invita a ver cómo un insecto insignificante puede tener un careto espantoso. Gracias, Laura Restrepo, me gustaría poder transmitirte mi análisis de tu libro Pecado.

Espero que lo que he aprendido de ella influya en mis historias.

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